¿Qué enseñar a nuestros hijos en la niñez?

Como compartí en el artículo ¿Qué enseñar a nuestros hijos en cada etapa de desarrollo? La niñez va desde los 8 hasta los 12 años de edad. Es una linda etapa en la que el niño ya tiene una madurez infantil y ahora se abre a un mayor entendimiento y conocimiento de sí mismo, de la vida y del mundo. Seguimos sembrando y cultivando el corazón y la mente de nuestros hijos.

¿En esta etapa qué necesitan aprender y en qué debemos acompañar a nuestros hijos en cada área de desarrollo?:

El área espiritual y emocional:

La niñez es una etapa clave para reafirmar su valor en Dios, en el amor, sus creencias, entender su diseño, allanar su entendimiento de lo que significa ser hombre y la masculinidad, ser mujer y la feminidad, los cambios que ya se empiezan a dar en ellos en la transición de niño a hombre y de niña a mujer (solemos pensar en esto con mucho mayor énfasis en la parte física, pero resulta que también en la parte espiritual y emocional se dan grandes cambios), también tiene que ver con el desarrollo del carácter y de sus virtudes, lo cual es determinante para su juventud y adultez.

En la infancia los acompañamos a reconocer y expresar sus emociones y estuvimos ahí para contenerlos, nombrarles lo que les pasaba y ayudarles a regularse. Es por eso que en esta etapa de la niñez, ellos ya pueden ser más hábiles en la capacidad de autorregularse emocionalmente. El niño ya no es solo emoción como en la infancia, sino que acá ya adquiere mayor conciencia de sus estados emocionales y puede basarse también en los principios y valores que le hemos transmitido para no vivir solo a partir de lo que siente, sino que su comportamiento también está dado por el razonamiento.

Tenemos que seguir acompañándolos en ese proceso y nosotras tenemos que trabajar mucho la auto mentalización, es decir poder tener empatía y la capacidad reflexiva de saber lo que nos pasa a nosotras, autorregularnos y saber lo que le pasa al niño. Es desarrollar esa capacidad de poder sentir al otro, de poder “leer” los estados metales del otro, es decir del niño y saber que, aunque no nos demos cuenta o no lo hagamos de manera intencional, nosotras somos su modelo y el niño está aprendiendo de nosotras todo el tiempo.

Esta etapa es una oportunidad crucial para fortalecer los vínculos afectivos con los padres y hermanos, es el momento clave para que además de haber construido conexión emocional con ellos en la infancia, acá la mantengamos y pero además propiciemos “intimidad emocional” con los hijos, esto entre muchas otras cosas, promueve que en la juventud no nos estrellemos con eso que ha sido tan mal entendido y normalizado, que dice que la “adolescencia” es una etapa terrible.

Acá también es contraproducente la creencia social y cultural que “los niños tienen que ir al colegio a socializar” quedando en evidencia el poco entendimiento que hay de lo que significa realmente socializar. Me refiero a esto porque los niños en el colegio tienden a aprender de sus compañeros, a tomarlos como ejemplo, a basarse en muchas de sus actitudes y lo que necesitan en esta etapa es la guía de sus padres que procuren estar emocional y espiritualmente maduros para ser quienes los guíen. Aclaro que no estoy diciendo que los niños no puedan tener compañeros y amigos, por supuesto que sí, de eso hablaremos más abajo cuando lleguemos al área social.

El área del conocimiento, lo intelectual, el saber.

En la niñez es el momento óptimo para desarrollar razonamiento, discernimiento, consciencia y el amor por el aprendizaje y el saber. Si en la etapa anterior les hemos explicado las cosas y ellos las conocen, en esta etapa ya necesitan ir más allá y razonar, hacerles contra-preguntas, apoyarlos a desarrollar un pensamiento crítico, a que no traguen entero, a que se cuestionen y se pregunten las cosas.

Ya pueden pasar de lo concreto a lo abstracto, pensar en algo sin tenerlo de forma física y entender el concepto de manera abstracta. En la niñez de abre mucho más la oportunidad de explorar diferentes formas de aprendizaje y temas que les llama la atención e ir conectando con sus intereses, gustos, habilidades, dones y talentos. Acá ya nos van mostrando si les gusta más los temas de la biología, la ciencia, los números, la música, el arte u otras.  Es importante que aprendan sobre la historia del mundo, de la vida, sobre los derechos, deberes y libertades humanas, sobre la convivencia …

Las familias que educamos en casa podemos acompañar a nuestros hijos en sus intereses, como facilitadores y guías de sus procesos de aprendizaje, buscar los recursos para que ellos tengan acceso a poder explorar y expandir los conocimientos, aportarles al conocimiento, desde la libertad y el puro placer de aprender, entendiendo que sus intereses surgen de su motivación intrínseca y no de algo impuesto de afuera, como sucede en la escuela.

En esta etapa aprenden destrezas de aprendizaje y se establecen hábitos de estudio. Los niños aprenden a manejar el tiempo para sus diferentes actividades y también cómo usar el tiempo libre, que para esto es fundamental la guía adecuada de los padres. También es muy importante que los padres entendamos cómo aprenden nuestros hijos, los acompañemos de manera respetuosa y amorosa en el establecimiento de hábitos y rutinas, que con seguridad deben ir ligadas a los principios y valores que estamos cultivando en nuestros hijos (que mencioné en el área espiritual y emocional). Acompañarlos a que aprendan cuáles son sus responsabilidades con ellos mismos, con la casa, con su aprendizaje y con el afuera.

En esta etapa es fundamental que los padres acompañemos y alentemos la curiosidad de los niños, así como su imaginación, a generar ideas y a que lleguen a conclusiones. Sin embargo en esta etapa se ve con mucha frecuencia que los padres fomentan la fantasía (que es diferente a la imaginación y la inventiva) con los super héroes, las princesas, la magia, ciertos video juegos, películas, series, etc, y lo que sucede es que en la fantasía cualquier cosa puede pasar y eso que pasa, lo hacen parecer divertido, normal o hasta inspirador. Sin embargo, esto muchas veces lo que hace es que los valores y la forma de ver y concebir las cosas se vean seriamente afectados, como por ejemplo el valor de la vida, el que la vida es sagrada, el que debemos respetar y cuidar la vida y en muchas de esas películas, series, video juegos, etc, matan de manera desalmada, atroz y como si nada. También se ve que a la mujer no se le da el verdadero valor que tiene, la mentira, el engaño y la trampa se ven como algo normal, así como también la violencia se normaliza. Como padres necesitamos entender que eso endurece el corazón de nuestros hijos y que eso no es entretenimiento, por lo tanto debemos cuidar lo que entra a los ojos y oídos de nuestros hijos y saber que eso no contribuye a lo que realmente queremos sembrar y cultivar en sus mentes y corazones.

Es definitivo entender que, si en esta etapa los niños necesitan aprender a razonar, tenemos que acompañarlos en el razonamiento partiendo de cosas que son ciertas, que son verdad, por eso cuando los niños están bombardeados de tanta fantasía, después no esperemos que razonen de la manera que queremos que lo hagan.

El juego y la lúdica sigue siendo una gran herramienta de aprendizaje también en esta etapa. Los niños necesitan, jugar con sus hermanos, primos, vecinos, compañeros y amigos, jugar y jugar … y los padres no debemos limitar tanto el juego. A veces hay padres que cuando ven a sus hijos jugar “mucho tiempo” se preocupan y piensan que los niños están perdiendo el tiempo y sienten que en vez de eso deberían sentarse a estudiar, pero no es así, necesitamos entender que para los niños el juego es vital y una gran fuente de aprendizaje.

El área del desarrollo físico.

En esta etapa el niño alcanza la madurez infantil e inicia el desarrollo en su transición de niña a mujer y de niño a hombre. Como padres debemos acompañarlos en este proceso que inician, sin tabúes, de manera respetuosa, cuidadosa, clara, oportuna y con la verdad.

Acá los niños ya tienen más autonomía de su cuerpo, mayor fuerza física, ya pueden medirla con mayor precisión, tienen una movilidad bien coordinada y están más dispuestos físicamente para practicar deportes y juegos de mayor exigencia.

En esta etapa necesitan mucho movimiento al aire libre, el parque, correr, montar en bicicleta, patines, jugar a los juegos tradicionales (escondidijos, corre que te pillo, acrobacias), jugar con muñecas o construir con bloques de lego o similares y los padres debemos estar dispuestos a propiciar esos espacios en ambientes sanos para ellos. Acá las actividades que involucran trabajo con el cuerpo como danza, teatro, expresión corporal y tantas otras, son de mucho beneficio para los niños.

El área relacional o social.

En esta etapa la familia sigue siendo el eje socializador y poco a poco el perímetro se va ampliando a la interacción con sus pares. Acá tenemos que tener muy en cuenta que los niños siempre van a necesitar que sus padres sean su base segura, es decir su lugar número uno de confianza y no sus amigos. No estoy diciendo que no pueden confiar en sus amigos, sino que en momentos de estrés o que tengan que tomar alguna decisión, siempre la guía de sus padres, va a primar por encima de la opinión de sus amigos.

Como guías de nuestros hijos debemos acompañarlos para que puedan entender que tienen amigos, pero que los amigos no definen quienes son, ni determinan su comportamiento.

En esta etapa los niños ya se muestran mucho más sociables y ya tienen la capacidad de pensar en los demás. La vinculación con sus compañeros se da a través del juego y los intereses que tengan en común (como deportes, artes e intereses de su formación). Los padres debemos acompañarlos y propiciar esos espacios de interacción, saber cómo son los otros niños con los que interactúan, sus familias y guiarlos sabiamente en la escogencia de sus amistades, así como hablarles sobre la importancia de la amistad, la fraternidad, el compañerismo y lo que buscamos, esperamos y podemos dar a nuestros amigos.

En esta etapa los niños ya nos van mostrando sus gustos musicales, culturales, de forma de vestir y sus intereses más sociales.

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  1. […] Estos niños no tuvieron padres que les enseñaran todo lo que necesitaban, que es a grandes rasgos lo que mencioné en los artículos de la infancia y de la niñez. […]

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